Ruido de fondo
Airear la parte más dramática. Abrir el armario.
Buscar incluso en el cajón que se atasca. Desempolvar el caos que había allí escondido. Poner el punto de mira en iluminar el lado más oscuro.
Organizarlo todo por colores y tamaños. Volverlo a desorganizar.
Hallar el punto medio, el equilibrio entre las luces y las tinieblas.
Entre la euforia y el miedo.
Es ése y no otro. Mi verdadero ruido de fondo.